Quién le puede restar alguna cuota de pasión a esta carrera; o más que una carrera, un oficio o un sentimiento? Pues de seguro, nadie. Es que el periodismo nos da la posibilidad de explorar campos muy amplios, tan amplios en los que a veces uno se siente totalmente perdido. Pero al fin y al cabo, allí radica lo vertiginosos de asunto. Conocer, percibir y sentir las múltiples realidades entre las que nos desarrollamos.
Lamentablemente, tantas son las oportunidades como las limitaciones existentes en el ejercicio de esta labor. Pero esto no queda allí. Triste es pensar que los periodistas nos conformamos con sólo decir la verdad; a veces ésta, no basta.
Son incontables las veces en que los noticieros y agencias de noticias se llenan la boca denunciando casos tan terribles como la desnutrición, los abusos, muertes y todos esos males sociales que a más de uno lo frustran en la impotencia. Lo preocupante está en que, pasada la noticia, ya nadie supo o habló de ellos. A nadie le interesa, ni a los medios ni a la opinión pública. Esa es la labor del periodismo, el seguimiento a los casos, seguimiento que muy raras veces se da por lo ya antes mencionado, el carácter vertiginoso del periodismo, que nos obliga a pasar de la risa al llanto, de la vida a la agonía, del día a la noche, y así, sin reparo alguno y sin compenetrarnos con uno u otro hecho en particular.
Y no culpo a los medios, instrumentos de la comunicación que también forman parte de este sistema tan contaminado, en donde se aprecia más el valor de consumo que el valor de producción, en donde viven aquellos que ven todo esto como un simple negocio, que a veces, en realidad lo parece. Hoy en día, tristemente, el periodismo también ha caído dentro de esto, salvo casos muy aislados que por su misma naturaleza no pueden sobrevivir en este marco de la hipocresía y la indiferencia.
Ante esto, me pregunto si es o no una utopía el anhelar un periodismo con verdad; comprometido, al menos, con el esclarecimiento de los hechos y alguna acción sobre ellos. Si esto no se pudiera dar; esta actividad, oficio o como lo quieran llamar perdería toda su razón de der. El de contribuir en la formación de una sociedad con deseos de superación en base al esfuerzo, tolerancia y a la verdad.
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