sábado, 24 de mayo de 2008

Sanmarquino soy y no me compadezcan


Muchos apelativos se nos atañen a los sanmarquinos. Hay algunos más malos que otros. Se han escuchado epítetos como “intelectuales” y “pensadores” hasta “rojos” y “terroristas”. Definitivamente esa visión dista mucho de la realidad, pues como en todo lugar siempre van a haber personas de todo tipo, y no me refiero sólo a cuestiones académicas, sino también a las étnicas, políticas, sociales, en fin…Por allí alguien dijo que San Marcos era un Perú chiquito. Y como éste, está lleno de contrastes. Dejando de lado los problemas en los que en éstas semanas la Universidad se ha visto envuelta, es necesario recalcar que pese a todo la vida académica del sanmarquino no se detiene, sigue adelante en medio de piedras y palos con la única premisa de seguir aprendiendo. En la actualidad todavía se nos atribuye la fama de pensadores intelectuales que ha sido bien ganada por las antiguas generaciones, ahora nuestra misión es que ésta se prolongue mucho tiempo más.
Pues bien, al paralelo de las incansables actividades que desarrollamos, es loable el hecho de que muchos de los estudiantes también tengan que trabajar para mantenerse. Y allí está el mérito, porque fácil sería dedicarse enteramente a los estudios, pero en numerosos casos no se puede por la falta de solvencia económica que no es rara encontrar en los alumnos de esta universidad; de la misma forma que no es raro encontrarnos con compañeros procedentes de muchas partes del Perú con los cuales podemos compartir experiencias propias de nuestras localidades, lo que hace mucha más rica nuestra percepción del verdadero Perú que años más tarde estará sobre nuestros hombros. Por otro lado, es habitual también hallar huelgas, plantones y discursos políticos a nuestro paso, algunos bien organizados y otros notablemente improvisados. Sea por una causa común o por intereses propios, la mayoría de éstas demandan reformas que indudablemente se necesitan ejecutar por el bien de los estudiantes. Con respecto a la planificación de éstas, no podemos negar que San Marcos está pasando por una crisis de organización en todos sus estamentos, ya que nuestras autoridades tienen una mínima representatividad entre el alumnado, principalmente debido a la oscura sombra de la corrupción que pesa sobre ellos y la endeble comunicación que existe entre los mismos. Es por eso que las medidas que se toman son difícilmente acatadas por la totalidad de los estudiantes.

De igual manera, en cada pasadizo es fácil ver avisos de conferencias, charlas, talleres y un sinnúmero de convocatorias que hacen del sanmarquino una persona en constante contacto con el conocimiento y la investigación. Ese talves sea nuestro principal recurso, contar con una amplia gama de posibilidades en la cual nuestra cultura pueda ir creciendo a pasos agigantados, mientras otras universidades no pueden decir lo mismo.

Así es San Marcos, una ciudadela pequeña que da para todos los gustos. Unos apreciados por multitudes y otros rechazados por las mayorías. A pesar de todas las peripecias que podemos enfrentar, siempre habrá en el corazón de un sanmarquino las ganas de superarse y generar ideas; y más importante aún, reproducirlas en este país que tanto las necesita.

0 comentarios: