miércoles, 28 de mayo de 2008

El espectáculo de la corrupción

Luego de algunos días un poco agitados, en los cuales han predominado vistosas pancartas, banderolas, volantes, gigantescos afiches; en fin, toda la parafernalia electoral, hoy miércoles 28 de mayo nuestra alicaída universidad San Marcos vuelve, como todos los años, a elegir sus representantes estudiantiles en una fiesta que algunos llaman de la democracia, pero a mi parecer, más es de la demagogia.


Pese a todo lo que podamos pensar de ello, estamos obligados a participar bajo pena de multa.


Al margen de los pintorescos colores que se perciben en nuestra alma mater debido a todo lo ya mencionado, la vieja historia de la corrupción y de las ansias de poder se vuelve a repetir; y si hubiera alguna excepción, de verdad me gustaría conocerla. Pues bien, este año nuevas caras o algunas más fortalecidas están tentando por ocupar algún cargo político en todas las facultades; pero detrás de estos personajes que proclaman nuevas ideas y renovación, se esconden los mismos partidos políticos que año a año se disputan algún puesto de representatividad que satisfaga sus propios intereses.


Bajo este marco, nuestra universidad abrió sus puertas a la hora acostumbrada para que los estudiantes puedan emitir su voto. En horas de la mañana parecía que todo marchaba a la normalidad: las colas, cédulas, personeros y todo lo demás estaban en los lugares indicados. Esta tranquilidad se vería interrumpida luego de que unos manifestantes empezaran a expresar sus ideas con el peligro de anular las elecciones, por eso, muchas de las facultades optaron por suspender los comicios por varios minutos; mientras que otras, parecían totalmente tomadas. Luego de esos complicados momentos, la votación retornó a la normalidad. Horas más tarde se vería por allí a algunas personas agrediéndose a puño limpio por causa de una posible difamación entre los mismos, lo que llevo a que una vez más esta jordana se vea manchada por la violencia y la intolerancia.


Ante todo esto, muchos de los estudiantes optan simplemente por votar en blanco o viciado, pues a su parecer es la única forma de mostrar su rechazo a las políticas existentes cuyos cimientos carcomidos no les impiden que los líderes de éstos reinen en medio de la desorganización y la indiferencia de la propia comunidad universitaria. Definitivamente, el voto en blanco no es la mejor salida, pues en nuestra universidad no se requiere más del 50% para ganar las elecciones, sino que solo es necesario una preferencia mayor a la del partido opuesto; por tanto, la participación activa y constante de cada uno de nosotros (alumnos no postulantes) sería la única forma de lograr un mayor debate de ideas y la maduración de estudiantes líderes que puedan conducir mejor el camino de nuestra casa de estudios; aunque al parecer, esto sería difícil al interior de un sistema resquebrajado y corrupto desde sus bases. Lamentablemente, esta situación no dista mucho de la realidad de nuestro país.

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