sábado, 1 de noviembre de 2008

Palabras y palabrotas


La 46° Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) ha suscitado la atención de propios y extraños, tanto por la participación de grandes personalidades de la política y economía de la región como por los temas debatidos en dicho evento. Pero el análisis y el debate sobre las conclusiones a las que hayan podido llegar es tema de otro artículo. En éste, sólo quiero referirme a lo que nuestro presidente, el Sr. Alan García, mencionó en la clausura. Desde luego, como viene haciendo hace varias semanas, desestimó las consecuencias de la crisis económica internacional y enfatizó en que nuestro país es uno de los que la está afrontando de mejor manera en la región; asimismo, invitó a todos los inversionistas a que sigan invirtiendo en nuestro país. Discurso, por demás, conocido. Pero esto, en verdad, ya no nos sorprende porque de este señor se puede esperar cualquier cosa.

Ahora bien, continuando con el motivo del presente escrito, el presidente otra vez dejó notar esas actitudes desafiantes y de ser superior que hace mucho tiempo ha adquirido. Recordemos que ante los problemas internos de su gobierno hace algunos meses, hacía gala de los más crueles y atrevidos adjetivos para denunciarlos; aunque no estaban de más, la opinión pública sentía que aquella no era la actitud de un representante nacional. Y lo que ahora llama mi atención, indignación, vergüenza ajena y todo lo demás es lo que dijo nuestro “representante” al referirse a la crisis del capitalismo de occidente. Escuché las declaraciones en un medio televisivo; aunque no recuerdo con exactitud las palabras mencionadas y hasta el momento ningún medio electrónico ha escrito sobre eso, reproduciré con cierta precisión lo dicho. “¡Quién ha dicho que el modelo capitalista ha fracasado!”, “ahora algunos vuelven a leer a Marx cuando ni siquiera se le entiende”, “la gente lo lee y se duerme al segundo párrafo”.

Que mediocridad, que desfachatez, que insolencia, que, que y que…..creo que en esta cálida noche no alcanzaré todos los adjetivos para describir la impresión que García me dejó en aquel momento. Tuve ganas de echar al piso mi televisor!!!! Pues que tal soberbia la de aquel señor que, falsamente, se cree icono en Sudamérica cuando ni siquiera lo es en nuestro país.

Particularmente, no defiendo a los textos de Marx ni soy un socialista a muerte, pero por lo menos tengo respeto por los grandes pensadores de la humanidad que intentaron cambiar la difícil situación que atravesaba su época; al parecer, este respeto no existe en la atrofiada mentalidad de nuestro señor gobernante. Debería recordar sus orígenes, la ideología que profesaba cuando de joven estaba en las canteras del APRA. ¿Cómo has cambiado pelona?, diría un viejo amigo que hasta ahora no termina de entender la conducta tan extraña de “caballo loco” García.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

En la mayoría de tus escritos se presentan serios problemas, pero en este, como en otros, no existe al menos una alternativa de solución, presentada desde tu propia perspectiva o una ajena. ¿Acaso caemos en la peruanísima crítica ambigüa o crítica empírica?

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