Bastaron pocas palabras. Para qué sirvan las horas perdidas en el tiempo, si con una sola mirada y un gesto agradable le bastó para darle color a aquella mañana tan gris como las de siempre. El trafico insoportable, riñas y roses, gritos desafiantes, todo se nubló cuando aquella chiquilla de zapatos en punta y blusa lila dirigieron su mirada hacia el muchacho distraído. Todo perfecto, cada cosa en su lugar, ningún detalle escapaba a la típica mañana de desorden y caos vehicular.
En eso la vi, me vio, nos miramos y en un suspiro se fue el mundo, tal vez sea mi imaginación, pero así quiero creerlo. Amigo, te cojo la mochila?, fueron las palabras que detuvieron el tiempo. Que finura la de ella, me atrapó, me llevó y me trajo otra vez a la realidad en sólo 10 minutos A primera vista, dicen algunos, yo no lo creo. Aunque a partir de ahora puedo ponerlo a discusión.
Lastima, la impresión fue muy grande, ¿la volveré a ver? A partir de ese día fijo mi mirada en cada bus que se aproxime cuando las condiciones son las mismas que las de ese extraño día.
Se extravió en la inmensidad,
Tal vez sea mejor así,
Pues su bello recuerdo quedará en mí,
De hoy a la eternidad.
1 comentarios:
Escribes mucho acerca de poco. Me gusta. (Hablo de cantidad)
Publicar un comentario