viernes, 15 de agosto de 2008

Buses de la muerte

Otro signo de que la globalización y el crecimiento económico no son sinónimos de progreso se ha visto evidenciado en estas últimas semanas. Nuestras carreteras y principales vías de transporte se han vuelto a teñir no sólo de sangre, sino ahora de impotencia, rabia y frustración, sumándose también el desinterés por parte de nuestras autoridades en mejorar tal situación.
Pues como todos los años en Fiestas Patrias, las personas intentan aprovechar los pocos días de descanso que tienen para salir, o mejor dicho, escapar de la tensión y el estrés que genera el agitado ritmo de vida en una capital como la nuestras; y es por ello que sabiendo de la gran cantidad de gente que abordará los buses interprovinciales, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones –otro punto del cual hablar-debió tomar las precauciones adecuadas para evitar cualquier tipo de accidentes en estas fechas. En este sentido, ya hace más de un año se creó el Plan Tolerancia Cero, cuyo objetivo era verificar el correcto estado de los buses y del personal que los manipulará; pero pareciera y ahora es así, tal programa no ha dado buenos resultado.
Más de cinco agencias de buses, entre ellas Soyus, CIAL, Turismo Huamanga y otras, han causado que decenas de personas de personas protagonicen desgarrantes escenas de dolor por sus familiares fallecidos en éstas últimas semanas; incluso pasadas las Fiestas Patrias. Y lo peor, que tales empresas siguen funcionando como si nada hubiera pasado, ante una ineficiente base legal que respalde a los perjudicados.
Vamos a permitir que la irresponsabilidad de nuestras autoridades siga cobrando más vidas de inocentes? Pues no. Tú amigo lector, tú que seguramente también te identificas con esta causa, desde tu portal, blog, etc. únete al repudio que muchos sentimos ante la negligencia de esta clase de personas y sé parte de una opinión pública fiscalizadora y preocupada por los problemas que aquejan al país. Pues aquí el destino no fue el causante. Fueron peruanos que ocasionaron la muerte de otros peruanos. Peruanos trabajadores, estudiantes, hijos, padres de familia, en fin; que lamentablemente mañana más tarde solo pasarán a las estadísticas sin que el Gobierno haga algo por ellos.
Se pueden crear programas, normas, leyes; pero si éstos sólo funcionan en los terminales de las principales ciudades, los mismos hechos volverán a repetirse. Inmersos en aires de una nueva era que tanto proclaman; en provincias, por ejemplo, buses y camiones repletos de animales y personas siguen recorriendo caminos que sin estar asfaltados se convierten en vías llenas de peligro. Sólo esperemos que los responsables reciban sanciones ejemplares para que, por lo menos, sirva de ejemplo y no se vuelvan a repetir con tanta frecuencia.

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